Los residuos son un
grave problema para las grandes ciudades y, en definitiva, para el conjunto de
la población mundial. Albert, (2007), señala que:
El incremento de la población y el consumo exagerado de objetos
innecesarios desechados casi siempre en un periodo corto, acarrea la demanda
cada vez mayor de bienes de consumo, muchos de los cuales se presentan
envueltos en papel, plástico o cartón; a esto se suma la abundante propaganda y
publicidad impresa en papel y repartida en la vía pública y que, casi siempre,
es arrojada a la calle (p. 63).
Estos factores han contribuido
a acumular gran cantidad de residuos (cientos y miles de toneladas anuales),
cantidad que va en aumento. Por otra parte, no en todos los países existe la
tecnología adecuada para reciclar los residuos y, hasta ahora, su manejo no ha
resultado eficiente. Las quemas a cielo abierto y la disposición en tiraderos o
vertederos, por ejemplo, provocan problemas de contaminación, que acarrea
enfermedades y daño al ambiente, además de conflictos sociales y políticos.
Lo primero que hay que tener en cuenta al analizar
el problema de los residuos es su origen. ¿Qué
eran los residuos antes de ser desechados? La respuesta es simple: materias
primas. Todas las cosas que usamos a diario y que luego desechamos (periódicos,
botellas y bolsas de plástico, latas de aluminio, entre otros) se hacen con
materiales procedentes de la Tierra, en cuya producción y consumo, se ha
empleado, además, energía y agua.
Sólo siete países, que son únicamente el 20% de la
población mundial, consumen más del 50% de los recursos naturales y energéticos
de nuestro planeta. Sin embargo, nuestro planeta tiene una cantidad limitada de
estos valiosos recursos: su sobreexplotación y el incremento de la
contaminación son una amenaza para la capacidad regenerativa de los sistemas
naturales.
Hay que tener claro ¿Qué se hace luego con los desechos sólidos? La mayor parte va a
parar a los vertederos, pero los que existen en la actualidad no bastan para
contener toda la basura. Por eso, es imperioso encontrar otros lugares para
dejar la basura. Otro problema de los vertederos es que pueden ser
perjudiciales para la salud. Cuando llueve, el agua se mezcla con la basura y
forma un caldo tóxico (lixiviado) que puede filtrarse en la tierra, y es
posible que llegue al agua potable.
Quemar la basura es la solución más limpia; sin
embargo, el inconveniente principal es el coste económico de construir y
mantener las incineradoras. Otro inconveniente es que las cenizas resultantes
deben ser enterradas o almacenadas en algún sitio, y esta ceniza es tóxica por
lo que es peligrosa para nuestra salud. Todo esto supone graves problemas.
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