En principio, “la basura no puede recuperarse, por sus propias
características o por estar contaminada o sucia (pañales descartables, papel
higiénico, entre otros)” (Lecitra, 2010, p.37).
Los residuos, sin embargo, son productos en desuso y desechados como: plásticos,
papel y cartón, metales y vidrio, que perdieron el valor para sus dueños pero,
en muchos casos, con un alto valor económico que es posible recuperar para
transformarlos en una nueva materia prima. Los originan las personas en sus
hogares y también las actividades comerciales, industriales y de servicios.
Tomemos un simple ejemplo: cuando
se compra un refresco que viene en envase descartable de plástico, una vez que se toma el contenido, la botella ya es un residuo y ya no tiene
valor para el que la ingirió. Sin embargo, ese envase sigue teniendo un valor
económico que se puede recuperar a través de su reciclado.
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